LA DECISION

Después de un tiempo en el hospital llegaba la hora de la verdad: había que tomar una decisión entorno a ella y está se tornaba rápida a raíz de los acontecimientos...Nadie podía creer que tal y como estuvo se pudiese levantar de la cama con la fuerza con la que lo hizo...Y es que en su fuerza y en su genio residía parte de su secreto...Eso era lo que le había salvado , casi con toda seguridad, de una muerte segura...Pero ella era luchadora neta contra la corriente y así lo había mostrado una vez más para asombro de los que, días atrás, pensábamos que la perdíamos.

Lo peor quizás estaba por llegar...Ella era una persona que no acostumbraba a dejarse llevar por nadie ni a escuchar. Su hija, la más cercana, en todos los sentidos, lo pasaba mal, pues sabia con certeza matemática la que se avecinaba por la experiencia pasada. Intuía que este iba a ser un toro difícil de lidiar y no se sentía con fuerzas de poder con él. Sabía cómo se las gastaba y los escollos que se iba a encontrar en el camino... Pero eso no quitaba que siempre luchara por darle lo mejor. La duda era simple pero al mismo tiempo compleja ¿Qué era lo mejor?

Llegaron noches de insomnio casi elegido, las conversaciones con sus hermanos no se hicieron esperar:

- "Hay que tomar una decisión en torno a mamá, y no es sólo cosa mía
debemos decirlo entre los tres"
- "Nosotros hemos estado hablando y sopesando la situación, y creemos
que lo mejor es ingresarla en una residencia"

Las lágrimas no tardaron en aparecer en aquella mujer que siempre estuvo al pie del cañón para darle lo mejor a su madre...Se negaba por completo a dejarla en una residencia, lugar considerado por la sociedad como espacios en donde se abandonan a nuestros mayores a su suerte y soledad. Eran demasiados los prejuicios que tenía y desesperada, como sabiendo lo que iba a pasar, acudió en busca de una voz que alentase esa posibilidad, mientras en su cabeza martilleaba las palabras de su padre ya fallecido:

-"Nunca abandones a tu madre, cuidala"

Fueron muchos los días de consejos, de ruegos y preguntas y muchas las noches sin dormir. Y mientras, el estado de salud de su madre dependía de una atención, de unos cuidados que quizás ella no le iba a poder satisfacer en toda su extensión. Y lo peor de todo era lo difícil que iba a ser luchar día a día con ella sin poder. Y mientras el dolor era más fuerte pero la realidad era más cruda, la decisión de una residencia se hizo ya patente por la presión de aquellos que sólo aparecen en navidad...Y gracias....Llegaron días de llanto, acuciada también por el juicio social los que sin conocer la realidad a fondo, critican y emiten un veredicto, de abandono como a muchos otros les había pasado antes.

Los días pasaron, las palabras de su padre seguían vigente y el sufrimiento por la decisión era patente. Y su madre fue evolucionando: su medicación la tenían controlada al milímetro como no podía ser de otra manera, sesiones de fisioterapia y de ejercicios mentales hicieron el resto. Luego llegaron las relaciones con otros residentes y los eventos que tenían lugar cada cierto tiempo hicieron el resto. Por otro lado las visitas siempre fueron continuadas y su madre nunca se sintió como otros mayores del lugar en donde la visita de un familiar se atisba como un deseo inalcanzable.

Para muchos lo más acertado hubiese sido quizás haberla tenido en casa, aún sabiendo que, por mucho que quisiera no le iban a poder prestar el mismo servicio...Un servicio que era caro, si, y que quizás estaba haciendo que la herencia se esfumase, la misma que muchos hijos anhelan y que es la causante de tantas desavenencias...Pero todo merecía la pena con tal de que su madre estuviera cuidada. Muchos otros por savalguardar esas pertenencias hubieran abandonado a su madre a su suerte o la hubiesen cuidado como el mejor de los profesionales, con tiempo, dedicación y conocimientos...Pero quizás esta es otra historia que debiera ser contada en otro momento....